Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado,
para saber decir al abatido
una palabra de aliento.
Cada mañana me espabila el oído
para que escuche, como los iniciados.
El Señor Dios me ha abierto el oído;
y yo no me he echado atrás ni me he rebelado.
(Isaías 50, 4-5)
"Más allá de la esfera que más veloz gira,
pasa el suspiro que de mi corazón sale:
inteligencia nueva,
que Amor llorando infunde en el corazón,
y hacia arriba lo tira".
(Durante, Vita Nuova)
Lo oculto (la latencia) es el presente demostrable del futuro.
La transparencia (lo diáfano)
es la forma fenoménica (epifanía) de lo espiritual.
(Jean Gebser, Origen y Presente)
Imploro el cálido abrazo de Mnemósine, en esta hora tan dulce en la que el resplandor del día abandona y se retira, dejando paso a la caricia de la noche: ”Te luces ante terminum”. Hora en la que los amigos amados ya se han ido y regresando la nostalgia al corazón de aquel que busca, lo derrite. El alma enamorada se acongoja al escuchar en la distancia el tañer de la campana vespertina, llorando por otro día que -cumpliendo su destino- muere: “l'ora che volge il disio ai navicanti e 'ntenerisce il core” (Purgatorio XVIII, 1-6).
Recordar una vez más el rostro bien amado de Beatrice Portinari, descendiendo de las nubes, tratando de digerir –sin llegar aún a conseguirlo del todo- que yo también me había cansado en vano y había gastado mis fuerzas para nada. Asumir que es necesario mirar hacia delante, ahora que ya no queda nada a lo que volver.
¿Qué hacer ahora con los dones recibidos? ¿De dónde sacar las fuerzas, para mantenernos fieles a la misión recibida, para sostener con firmeza aquel juramento que hicimos de servir Su Voluntad con una entrega radical y amorosa, ahora que las cosas se ponen cuesta arriba? ¿Cómo no desmoronarse ante el celo de las cuchilladas del arrepentimiento, aliviar el profundo sufrimiento de descubrirse en la prueba abandonado y solo? ¿Cómo es posible encontrar un modo de remontar este voraz sentimiento de fracaso, y poder seguir llevando Palabra de aliento al abatido, cuando soy ahora yo quien, fatigado del camino, se encuentra indeciso y desanimado?
Si viene, conviene. No hay razón alguna para rebelarse y echarse atrás. No fuimos iniciados para dar satisfacción a nuestro gusto ni para que se cumplieran ninguno de nuestros deseos. No permanecemos en esta Vía para escuchar el permanente cacareo egoico de nuestra voz, sino para servir, haciendo nuestra, la Voluntad de la Suya. Por Él, con Él y en Él depositamos aún nuestra maltrecha confianza.
En aquel sueño, alegre me parecía Amor, teniendo
mi corazón en la mano, y en sus brazos una
dama, envuelta en un lienzo, dormida;
Después la despertaba, y de este corazón ardiendo
ella espantada humildemente comía,
y después irse la ví llorando. (Durante, Vita Nuova, III)
Sin darnos cuenta, tras la Epifanía , se tejió y destejió el tapiz que habría de marcar -para el dañado navío- el compromiso con un nuevo rumbo, que por forzoso no habría de resultar menos extraño. La Candelaria saludó generosa nuestro corazón, recién remendado, que aún creía seguir yendo en pos de Ítaca. La sonrisa amable y seductora del Carnaval que animó nuestra convalecencia, trocose en mueca y sutil espejismo, cuando la Cuaresma reveló el verdadero rostro desconocido, que aguardaba oculto tras la máscara: “La letizia si convertia in amarissimo pianto”. Domingo de Ramos: cúmplase la Pasión.
Ahora estás en paz.
Míralo así, corazón mío:
“Vide, Cor Meum”.
Qué cosas! Cada vez más densos y condensados, cada vez más separados, cada vez más solos...
ResponderEliminarBueno, yo sigo por aquí dejado comentarios que no son de altura ni de profundidad ni de nada de nada más que de ponerme cerca. Por si acaso :)